La comida es una herramienta que nos acerca a las metas de nuestra vida: influye en nuestra energía, animo, bienestar, pensamiento. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las frutas deben ser ingeridas por todo tipo de consumidores, tanto mayores como menores. 

¿Qué tan saludable es para los riñones beber agua con limón?

Estos productos previenen todas las formas de malnutrición y ayudan a reducir el riesgo de enfermedades. Entre ellas, la enfermedad renal crónica, que afecta a 850 millones de personas en todo el mundo, y aún la mayoría desconoce su condición.

Disfunciones renales

Los riñones cumplen funciones esenciales: filtran desechos y líquidos del cuerpo, equilibran electrolitos y contribuyen a la regulación de la presión arterial. Cuando esta función se ve comprometida, pueden acumularse sustancias peligrosas como el potasio, el sodio y el fósforo, con consecuencias graves para la salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares, infecciones, fatiga crónica y alteraciones metabólicas.

La Fundación Nacional del Riñón (National Kidney Foundation) subraya que una alimentación balanceada, baja en sodio y rica en nutrientes adecuados, puede ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad renal. También,  mantenerse hidratado y reducir el consumo de alimentos procesados también es clave para conservar la salud renal a largo plazo.

Frutas y verduras buenas para los riñones

Manzanas: bajas en potasio, ricas en fibra soluble y antioxidantes como la quercetina. Ayudan a regular el azúcar y el colesterol en sangre.

Arándanos: contienen altos niveles de antioxidantes, vitamina C y fibra. Contribuyen a reducir la inflamación y proteger contra infecciones urinarias.

Arándanos rojos: útiles para prevenir infecciones del tracto urinario, las cuales pueden llegar hasta los riñones si no se tratan a tiempo.

Cerezas: su bajo índice glucémico las hace ideales para pacientes con problemas renales y diabetes. Son antioxidantes y antiinflamatorias.

Granadas: ofrecen fibra, folato, vitamina K, E, B6 y potasio en cantidades moderadas. Su contenido antioxidante es tres veces mayor que el del té verde.

Frutillas y frambuesas: ricas en antioxidantes que combaten el daño celular y mejoran el funcionamiento renal.

Peras: aportan fibra, vitamina C y antioxidantes. Su bajo contenido en potasio las convierte en una opción ideal para dietas renales.

Naranjas y mandarinas: aunque en cantidades moderadas, pueden ser útiles por su contenido en citratos, que previenen la formación de cálculos renales.

Açaí: suele encontrarse en forma de polvo o puré congelado. Rico en antioxidantes, con sabor terroso similar a la mora o frambuesa.

Pimientos morrones: bajos en potasio, ricos en vitaminas B6, B9, C y K. También ofrecen antioxidantes y fibra.

Repollo: bajo en potasio y sodio, aporta fibra y vitaminas C y K. Es versátil en su preparación, desde ensaladas hasta envoltorios vegetales.

Rúcula: fuente de magnesio, hierro, calcio, y vitaminas A, B9, C y K. Sus glucosinolatos tienen propiedades anticancerígenas.

Cebolla: contiene antioxidantes como la quercetina, y compuestos de azufre que reducen el riesgo de hipertensión y enfermedades cardíacas.

Coliflor: rica en fibra, vitaminas C, B6, B9 y K. Contiene compuestos que neutralizan toxinas, aunque su consumo debe moderarse por su contenido de fósforo.

Espinaca y kale (col rizada): fuentes de hierro, calcio y vitaminas esenciales. Sin embargo, contienen potasio, por lo que deben consumirse con precaución.

Pepino: con alto contenido de agua, favorece la hidratación y eliminación de toxinas.

Brócoli y berenjena: ricos en antioxidantes, ayudan a mantener un equilibrio electrolítico saludable.